domingo, 25 de diciembre de 2011

Cesária Évora, la diva de los pies descalzos y la tersura celestial de sueños irascibles


Jacobo Alva
Memorias aec

El pasado sábado 20 de este último mes del año 2011, se fue de estos lares terrenales, aún joven, apenas ¡70 años! (aunque es el promedio de vida en su Cabo Verde natal), partió al Olimpo de las voces sempiternas Cesária Évora conocida como la Diva de los pies descalzos, la mujer que subía a los grandes y exclusivos escenarios europeos a cantar con los pies sin calzado en muestra de solidaridad con todos los pobres de su tierra, tal como lo hacía en las tabernas de Mindelo en Sao Vicente, su isla oriunda que se ubica en el atlántico noroccidental, al frente de Senegal, en el África subsahariana.

Desde que la descubrí hace poco más de una década, su voz acompañó mis noches de lectura, de emoción e insensatez pensando en lo imposible creyendo –cuando  no- que es posible. Como la misma Cize –como la llamaban sus amistades– desde la taberna de sus días juveniles, aparentemente no se lo propuso, aunque lo abrigaba en especial cuando las copas colmaban los sueños irascibles de su cálida humanidad de compañía. Escuchar sus canciones me ha llevado de pronto a tratar de entender el secreto de la vivencia del desarraigo y la esperanza.  Son las emociones las que se avivan confundidas entre el sentimiento personal y la historia de un país que recuerda la amargura de la esclavitud, el aislamiento y la emigración forzada.

La fuerza y tersura de su voz celestial transportan irremediablemente a los jirones del alma matinal. Y digo del cielo no porque sea apacible y arrulladora, sino que ésta también suele ser intensa y descomunal; la voz envolvente de Cesária Évora es de una melodía de subterfugio, de una intensidad de desasosiego, imposible de dejarse acompasar con los recuerdos inverosímiles que la vida sustrae a los inquilinos precarios de esta aldea. Es de un tipo de belleza rauda que atraviesa el ser y quisieras contenerla, pero al final no sabes si lo conseguiste, pero si te queda claro que por allí algo pasó.

Escuchar y pensar en su vida de mujer inasible es un desafío de aprehensión espiritual como si de pronto repararas que te llevaron al edén por un instante. La voz y canciones de Cesária son de esa estirpe de artistas que secuestran el alma y la razón sin percatarse del cautiverio.

Con su partida se va una de las voces emblemáticas de la música popular africana que contribuyó a popularizar la morna, ese estilo de blues caboverdiano de música tradicional y ritmos modernos que impuso en los salones, oídos y el cuerpo rehén de la modernidad contemporánea.

Se puede consultar en:



Algunas canciones emblemáticas:

Mar azul

Carnaval de Sao Vicente

Cabo Verde

Hoje é natal

Bésame mucho

Sodade

Ausencia

Lágrimas negras con Compay Segundo (otro inmortal)

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